Recuerdo cuando era pequeña y no tan pequeña como escuchaba el claim de las compresas y tampones: “Me gusta ser Mujer” y me agradaba la sensación que representaba. Hoy comprendo que ese mensaje está en las antípodas de lo que significa la feminidad.
La publicidad, espejo de nuestra sociedad, muestra un aspecto de la menstruación, de nosotras que nada tiene que ver con las características, virtudes y acciones que definen la fase menstrual. Los anuncios se ciñen a uno de nuestros arquetipos: la Doncella/Virgen y confunden lo que la menstruación representa para nosotras. Durante nuestro sangrado encarnamos el arquetipo de la Bruja o Anciana; somos la mujer sabia, aquella que se escucha, se mima y se permite el retiro. Sin ser esto algo negativo puesto que lleva implícita la aceptación y el sentimiento de formar parte de la existencia. Durante esta semana nuestro cuerpo nos proporciona unos días de renovación, de descanso para escucharnos desde el interior y acceder a la capacidad sanadora natural de nuestro organismo. Ese regalo innato en cada mujer sólo se manifiesta si aceptamos nuestra naturaleza cíclica y descansamos durante el sangrado.
Como mujeres nuestra plenitud reside en nuestra naturaleza cambiante, transformadora, creativa y empoderada. Al encarnar cada uno de nuestros arquetipos, honrarlos con amor y aceptación en nuestras vidas creamos un mundo muy diferente al que hoy se muestra en la publicidad de las compresas y tampones.
Parece que el que los anuncios muestren tintes de color rojo y químicos perfumados que anulan el olor hace que no se esconda; es cierto que se muestra pero errónea. Nuestra sangre menstrual es inodora y no necesita ser camuflada porque es pura, poderosa y bella. Hay otras opciones para nuestro sangrado más naturales y reales como es el caso de la copa menstrual o las compresas hechas de materiales naturales.
El vivir forzosamente una expresión antinatural de la feminidad nos conlleva toda la angustia y gritos actuales de nuestro cuerpo por ser escuchado. Esto hace que en nuestra vida nos mueva el odio, el miedo y el sentirnos limitadas. Y suplen esta limitación con tampones que nos permiten “hacer físicamente” lo que nuestra condición menstrual de mujer nos impide. Nos dan la solución a lo que se considera un problema y ese sí es el mayor de nuestros problemas porque no nos permite vivir como la mujer cíclica y empoderada que somos. La expresión de la mujer de la publicidad de compresas y tampones quiere ser el de la Doncella que corresponde con la fase preovulatoria. Sin embargo, este arquetipo no es total sino renueva las ideas que han nacido de la oscuridad de la Bruja. Si deseamos vivir nuestra feminidad sagrada y comprender lo que significa ser mujer y sentir la frase “Me gusta ser Mujer” tenemos primero que aceptar y amar a cada una de nuestras mujeres: arquetipos.
Como dice MIRANDA GRAY (2016) en El despertar de la energía femenina. Madrid: Gaia Ediciones. p.p.40.
“Todas nosotras padecemos una desconexión de nuestro útero en algún grado porque nunca hemos tenido la libertad de crecer viviendo una vida totalmente femenina en una sociedad que dé validez y alimente la feminidad auténtica.”
Ahora sí digo “Me gusta ser mujer” porque amo mi útero, mi sangre: a la doncella, madre, hechicera y bruja que soy y a la Feminidad Sagrada que represento.
Teresa Oyarzábal Gómez- Reino
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